En una entrevista exclusiva, el gobernador critica el rol de la oposición en medio de las negociaciones con el FMI y evalúa las medidas de la pandemia. Además, considera prematuro hablar de candidaturas pero plantea el desafío del Frente de Todos: "Hay que reconquistar el entusiasmo que había cuando se ganaron las elecciones", afirma.
Por Hernán Kloosterman
Distendido, con el mate sobre la mesa y la postal imponente del mar de fondo, Axel Kicillof no puede ocultar su alegría por el desarrollo de la temporada y está convencido de que no es casualidad: “Hubo un esfuerzo y una planificación para lograrlo”, reitera en un extenso mano a mano con LA CAPITAL realizado el viernes .
La satisfacción con la que el gobernador de la provincia de Buenos Aires habla del verano se evapora cuando entra en escena la oposición. Ahí cuestiona su rol en la pandemia, sostiene que el sector más duro “dirige la batuta” y asegura que en la negociación con el FMI, en lugar de colaborar, pone palos en la rueda. “Quieren un ajuste, que duela y que lo haga el gobierno que vino a resolver el ajuste de ellos”, argumenta.
En la residencia presidencial de Chapadmalal, Kicillof le dedica tiempo a cada respuesta, analiza y contextualiza.
Así, plantea los desafíos de la gestión y reflexiona sobre las medidas tomadas en la pandemia. También considera que es prematuro hablar de candidaturas, pero marca la hoja de ruta para el Frente de Todos: “Hay que reconquistar ese entusiasmo que había cuando se ganaron las elecciones”.
– ¿La relación con los empresarios del sector turístico terminó mejor de lo que se esperaba, teniendo en cuenta que fueron críticos en gran parte de la pandemia?
– Sí, no sé… Yo no recogí una crítica, pero sí fue uno de los sectores más perjudicados. La pandemia tuvo esto que es un componente muy universal, pero el virus mismo se ensañó con determinadas personas, y también impactó de manera muy dispar en diferentes sectores. Hay algunos sectores que trabajaron sin parar como los esenciales y hay otros que lo sufrieron mucho más.
– ¿Y qué sensaciones se lleva de esas reuniones?
– En la pandemia hemos puesto al Estado en modo de emergencia, pero también nosotros trabajamos para la supervivencia de sectores. Hubo que lamentar negocios y empresas que cerraron a pesar de que hubo ayuda como los ATP o moratorias, pero insuficiente. Nada sustituye lo que hubiera pasado si no venía el Covid. Pero esta vez, hago un reconocimiento y un agradecimiento porque se trabajó en articulación con el sector privado. Quiero destacar, por ejemplo, la nocturnidad, cuando empezamos a hablar del pase sanitario, ellos colaboraron muchísimo. No sé si hay enojo, quizás impotencia, malestar y estas cuestiones donde te pueden reconocer lo que hiciste pero marcarte que necesitan más.
– Con el diario del lunes, ¿hubiera tomado decisiones muy distintas a las que se tomaron en la pandemia?
– Fue una enfermedad que nos tomó a todos por sorpresa. Hubo que hacer mientras aprendíamos, construir el barco mientras navegábamos. Ni siquiera sabíamos bien cómo se contagiaba el Covid. Hoy, mirando para atrás, nadie sabía que el virus iba a mutar de nuevo. Hemos tomado muchas decisiones, pero tengo la tranquilidad de que en la provincia siempre todas las medidas fueron en el comité de expertos. ¿Se podría haber abierto antes tal cosa o cerrado después? Y obvio, todo es opinable. Fue gobernar en tinieblas, tuvimos que ir construyendo. No tengo dudas de que se tomaron medidas de cuidado que perjudicaron. Pero fue por el bien de la salud. Eran cosas que se hacían en todo el planeta.
– ¿Cree que la evaluación puede ser distinta cuando pase mucho tiempo?
– En perspectiva, cuando vayamos saliendo de la pandemia vamos a poder hacer otra evaluación. Todos. Y ahí hay que ser generoso porque fue una situación muy difícil. Es muy fácil en medio de la tragedia acusar al bombero de que llega tarde o de que tira el agua mal. Lo principal que tengo para decir es que hubo mucho acompañamiento. Obviamente hubo quienes quisieron sacar provecho, pero lo hicieron con los cuidados, con las vacunas y con todo, Siempre estaba todo mal. Siempre hubo un sector anti, pero no sólo en Argentina. Acá la particularidad fue que eran los jefes de la oposición. En otros lugares eran expresiones minoritarias, sectores marginales o de posiciones de ultra derecha. Acá lo raro fue que figuras muy visibles, como Patricia Bullrich, iban a todos las marchas contra los barbijos. O Lilita (Carrió) que dijo que la vacuna era veneno. O Macri que estaba todo el tiempo con “que se muera quien se tenga morir”.
– ¿El plan 6×6 para transformar la provincia implica ir por otro mandato?
– De cuatro años de gobierno, dos nos tuvimos que dedicar a combatir lo inesperado y ahora quedan dos para llevar adelante los planes que teníamos para cuatro. Por eso digo que acumulando los cuatro años de crisis de Macri son seis de crisis. Por eso se llama 6×6. Una cosa es la recuperación pero también hay que transformar la provincia. Es para lo que vinimos. Este plan plantea programas de transformación a los que adhiere nuestra fuerza política. Después, las candidaturas, las veremos, porque falta mucho. Y me parece que es absolutamente prematuro. Veo que en la oposición se lanzan como si fuera una disciplina olímpica. Tienen más candidatos que militancia. A mí me parece que es poco serio, a dos años de las elecciones. Lo que tenemos que hacer es entusiasmar, reconquistar ese entusiasmo que había cuando se ganaron las elecciones. Después vino el Covid y nos dejó a todos cabeza abajo.
Ha sido una etapa muy difícil para todos y en todos los sentidos. Estuvimos todos sometidos a una situación límite. Hoy hay que trabajar para salir de ahí, pasar a otra temporada que tiene que ser la de la recuperación y la de las transformaciones. Y ahí hay que volver a encontrar con el pueblo de la provincia lo que la pandemia nos hizo poner en suspenso. O tal vez lo hicimos pero ni se pudo mostrar.
“No tengo dudas de que se tomaron medidas de cuidado que perjudicaron. Pero fue por el bien de la salud. Eran cosas que se hacían en todo el planeta”.
– Habla de reconquistar. ¿Siente que puede haber decepción del votante del Frente de Todos, más allá de pandemia?
– No sé. Puede haber y cada uno tiene derecho de vivirlo como quiera. Pasó en muchos lugares del mundo. Donald Trump en las encuestas ganaba caminando, llegó la pandemia y perdió las elecciones. No lo quiero atribuir al Covid, pero es cierto que tuvo un efecto en el ánimo y en la percepción. ¿Si la gente está decepcionada? Creo que hay un malestar muy grande, que la sociedad está muy golpeada y que todos perdimos algo. Fue una etapa durísima. Hubo un papel de algunos medios, que son claramente opositores, y de una parte de la oposición para que todo ese malestar se apuntara hacia el gobierno. Si algo puedo decir es que hemos puesto la cara en todos lados y hemos dado las discusiones. Pero hubo un intento de utilizar políticamente la pandemia. Por eso, creo que la sociedad no da más y tiene que venir la recuperación. Y si algo tiene que mostrar el gobierno es que se ocupa y preocupa por el empleo, por el salario y por expandir la actividad. Tenemos que dedicarnos a que la reactivación llegue a todos. Y eso no es algo que históricamente haya hecho el mercado.
– ¿Parte de esa reactivación está condicionada por lo que resulte del acuerdo con el FMI?
– El macrismo en los últimos días está ensayando una defensa de ese proceso de endeudamiento que no tiene precedentes. Esto no era muy discutido hasta que empieza a surgir la dificultad que hay con reprogramar la deuda con el fondo. El esfuerzo que se está haciendo es para que el daño que hizo ese endeudamiento que tomó Macri no se extienda por generaciones. Se está tratando de llegar a un acuerdo que no incluya un ajuste que truncaría la recuperación que hay. La oposición en lugar de ayudar a enmendar de la mejor manera posible el desastre que dejaron en la deuda, ni siquiera aprueba un presupuesto. Y ahora dice que lo del FMI tiene que pasar por el Congreso y además que hay que presentar un plan. En el caso de la oposición, plan es un ajuste: es el que hicieron ellos. Quieren un ajuste, que duela y que lo haga el gobierno que vino a resolver el ajuste de ellos.
– La oposición exhibe muchas diferencias internas. ¿Cómo cree que se van a definir?
– Dije una frase el otro día que era: ‘Los halcones se morfaron a las palomas’. Cada vez que aparece una oposición constructiva, razonable, que quiere acompañar alguna medida, aparecen Patricia Bullrich, Waldo Wolff y Mauricio Macri a la cabeza y los disciplinan. Terminó ese sector duro teniendo la batuta. El jefe de la oposición es Macri, hasta nuevo aviso. Cada vez que alguien osa decir, de colaborar o discutir algo, llega el sablazo. Es muy triste ver eso.
“Hasta nuevo aviso, el jefe de la oposición es Macri”.
– ¿En la provincia hay mejor relación al menos en el plano legislativo, con sectores como el de la UCR?
– Hemos podido acordar el presupuesto. En la provincia espero que haya otro esquema. Cada tanto vuelve esto de la oposición, comprendida como los príncipes del ‘no’. Todo es no. En la provincia hemos ayudado a todos los intendentes a pagar los sueldos. Hemos anunciado en Mar del Plata un proyecto esperado como la circunvalación y es un distrito donde gobierna la oposición. No estoy de acuerdo con discriminar. En Mar del Plata voten al que voten, son bonaerenses y yo tengo la obligación de gobernar para todos los bonaerenses.
– ¿Con solucionar qué cuestiones puntuales se iría conforme tras la gestión?
– Hay cuatro cuestiones que son salud, educación, producción y trabajo. En esos cuatro terrenos ya tenemos resultados para mostrar, pero con la pandemia ha sido difícil hasta mostrar lo que se hizo. Después, podemos seguir. Está el plan integral de seguridad y se va a duplicar la cantidad de agentes que va a haber en la calle. Pero prefiero mostrar lo que se hizo antes que hacer grandes anuncios porque venimos de una época horrible donde se veían más carteles que hechos concretos.
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